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jueves, 12 de mayo de 2016

EL SCOUT DEFIENDE Y VALORA A LA FAMILIA



La familia es el lugar donde las personas aprenden a cuidar y a ser cuidadas, a confiar y a que se confíe en ellas, a nutrir a otras personas y a nutrirse de ellas; es la base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por primera vez los valores que les guían durante toda su vida. Un Scout debe valorar el hogar independientemente de las comodidades o la posibilidad de adquirir cosas. Cualquiera sea la forma que adopte y la transformación que haya experimentado, la familia está presente en todas las sociedades y a través de ella la humanidad se reproduce, la sociedad subsiste, la cultura se transmite y las personas crecen. Durante toda nuestra existencia estamos vinculados a una familia, principal punto de apoyo y escuela de vida, tanto así que cuando falta o no cumple su función, difícilmente puede ser suplida.
 Ella nos proporciona las raíces afectivas e históricas que necesitamos para crecer y que nos muestran que somos parte de un trayecto de la historia.
Ser familia va más allá de los apellidos, colores o nacionalidades. Representa el verdadero apoyo mutuo entre los individuos, la sincera comprensión, todos sus miembros son importantes, con necesidades, capacidades, potencialidades y objetivos, y con sentido de trascendentalidad. La familia ejerce sobre la persona un impacto definitivo, mayor que cualquier otra institución o grupo social. La familia se convierte en la experiencia más importante en la vida del niño, del joven, del adulto y del anciano.
 El valor de la familia va más allá de los encuentros habituales e ineludibles, los momentos de alegría y la solución a los problemas que cotidianamente se enfrentan. El valor nace y se desarrolla cuando cada uno de los miembros asume con responsabilidad y alegrías el papel que le ha tocado desempeñar en la familia, procurando el bienestar, desarrollo y felicidad de los demás. Pensemos que todo nuestro alrededor cambiaría y las relaciones serían más cordiales si los seres humanos nos preocupamos por cultivar los valores en la familia. Cada miembro, según su edad y circunstancias personales seria un verdadero ejemplo, un líder, capaz de comprender y enseñar a los demás la importancia y la trascendencia que tiene para sus vidas la vivencia de los valores, los buenos hábitos, virtudes y costumbres.
Toda familia puede ser felíz sin importar la posición económica, los valores no se compran, se viven y se otorgan como el regalo más preciado que podemos dar. No existe la familia perfecta, pero sí aquellas que luchan y se esfuerzan por lograrlo, por ello es que la familia se construye día a día.
 La familia es el primer hito en la construcción de ciudadanía, ya que es en su seno, donde a través del amor, el respeto mutuo y la aceptación de la diferencia, la comunicación cuidada y la incorporación gradual de las reglas, aprendemos a convivir.

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