El objeto de toda educación
El objetivo, explícito o no, que pretende
conseguir toda educación, es formar personas:
1. LIBRES, con capacidad
de elegir entre todas las opciones la que más se corresponde con su criterio y de usar su libertad con
responsabilidad.
2. COMPLETAS, totalmente desarrolladas, física, cultural y espiritualmente, y con todas las herramientas a su alcance
para enfrentarse a cualquier problema en la vida.
3. RESPONSABLES, capaces de tomar decisiones habiendolas valorado y asumiendo sus consecuencias.
Cumplidores de sus compromisos.
4. EMPRENDEDORAS,
capaces de progresar y mejorar su situación y la de sus semejantes.
5. FELICES y
emocionalmente estables, afectivos y capaces de sentir y expresar sus emociones
de forma
positiva.
6. En CONSTANTE
EVOLUCIÓN, abiertos a mejorarse, con capacidad de
autocrítica y auto disciplinados.
7. FIRMES, manteniendo
sus criterios en situaciones inestables, hallando soluciones a situaciones de crisis y manteniendo sus principios en ambientes
hostiles.
El arma contra la manipulación
Una buena educación logrará un cerebro
plenamente desarrollado orgánica y psíquicamente hablando. Genéticamente nuestras
capacidades cerebrales vienen
determinadas como Potencialidades, por
lo que una educación adecuada hará que estas se
desarrollen al máximo; pero para que esto se produzca se debe empezar cuanto
antes, incluso ya en la vida intrauterina.
Una educación eficaz, hará que el adulto tenga
una mayor capacidad de elección; por lo que no correrá el riesgo de ser
manejable.
El código genético define las posibilidades del
niño, pero será la educación la que decida si finalmente estas se desarrollan o
no. B-P lo resume espléndidamente en su último mensaje, en el que nos revela su
gran secreto para conseguir la felicidad: “formarse sano y
fuerte cuando niño, para así hacerse fuerte y
poder ser útil y gozar de la vida cuando se es hombre.”
En esta
frase se condensa el objeto de toda educación:
salud física y mental (sano)
y templanza, disciplina y firmeza de carácter (fuerte). La madurez llegará cuando el individuo pase del egoismo a la renuncia,
a la entrega generosa, que le llevará a
crear un hogar (familia), ser útil a su comunidad (trabajo) y
contribuir a la
mejora de la sociedad
(cultura)
*El uso de los premios y castigos por los
scouters*
Los premios suelen ser un incentivo con el fin
de conseguir una conducta deseada en el niño. Pero debemos tener precaución a
la hora de utilizarlos. Los premios y recompensas son un gran elemento
motivador en los niños.
Pero el problema está en la PROPORCIÓN de la
recompensa. Muchos padres prometen a sus hijos una gran recompensa si aprueban el curso
escolar; el niño sabe que debe estudiar porque si no será castigado con la ausencia de la gran recompensa. Si aprueba, sabe que
tendrá un premio; así
muchas veces lo único que se consigue es que el niño estudie por
alcanzar ese premio, pero no con deseo de aprender y en otras ocasiones lo
único que le mueve es el miedo al castigo o a no alcanzar ese premio
(vacaciones). Nosotros, educadores, debemos conocer el mejor
momento porque el premio que es un elemento motivador puede convertirse
en el fin último del niño; con lo cual habrá perdido su función de estímulo,
pasando a ser el objetivo primordial. El premio nunca puede
ser el fin último de la actividad.
Por otra parte, el castigo es un aspecto a tener
en cuenta; el niño debe saber que la pertenencia a un grupo humano lleva
aparejados unos derechos y unas obligaciones. El niño tiene un gran sentido de
la justicia y es capaz de medir la propia responsabilidad de sus actos: si él
sabe que debe ser castigado, que se lo merece, entonces debe ser castigado, de
lo contrario pensará que siempre podrá manipular su entorno como lo hace con
sus padres para evitar el castigo, impulsándole a convertirse en un tirano
familiar o adoptar posturas sociales inadmisibles.
Pero pedagógicamente utilizamos el castigo de
forma arbitraria, desproporcionada, y en relación con nuestro humor y con nuestro estrés
del momento. El peor reproche que se puede hacer a un educador es que inocule
estrés en sus chicos. Cuántas veces en nuestra vida como scouters podemos haber
pecado de tomar decisiones desproporcionadas: retirar de la fila a alguien, llamar
la atención con malos modos... En este aspecto, la inteligencia emocional
atenúa los efectos del estrés en los castigos y modela conductas mucho más
coherentes y racionales. La
clave está en “si vieras que alguien trata a tus
[lobatos] como tú los estás tratando en ese momento, ¿qué pensarías?”
Los comportamientos violentos son innatos en el
ser humano; pero se debe aprender a encauzarlos con respeto hacia los
adversarios, control y autodisciplina; para ello es necesario no tolerar
accesos de violencia en ningún ámbito; se trata de que aprenda a
rechazar la violencia injustificada, pero también que sepa rechazar cuando le
es impuesta y usarla defensivamente cuando no hay otras opciones para
protegerse o proteger a terceros. No solo nos estamos refiriendo a la violencia
física
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